15 de febrero de 2020

Bienvenid@ a ††HYDEIST TIMES††


Buenas tardes tenga la persona leyendo esto.

Ya sea de forma accidental, indeseada, por voluntad propia o recomendación, me adelanto a dar las gracias por entrar a mi blog.

En primera instancia, he de presentarme por si no me conoces.
Mi nombre es Adam H. Takarai (anteriormente Hydeist Takarai). Mi edad no es relevante, y soy del mero corazón de la República Mexicana: la Ciudad de México.

Mis inicios en este bonito y creativo oficio que es la fanfiction, se remontan a Octubre del 2010, cuando en una tarde de aburrimiento surgió mi primer fic amateur (y que a propósito no encontrarás publicado, debido a que lo extravié luego de una mudanza) y de ser un simple pasatiempo, se convirtió en una parte importante de mi día a día al grado en que ya no pude dejar de escribir; siempre encontraba algo de tiempo (en clase, entre mis tareas y deberes, antes de dormir...) para continuar desarrollando las mil y un ideas que no detenían su fluir.


¿Para qué ser egoístas, si hay un mundo esperando afuera? 
Luego de dos años difundiendo mi contenido exclusivamente entre amigos, de que éste cobrara vida gracias a una pluma y mil hojas de papel, y de que mi escaso público me alentara a seguir, fue en Diciembre de 2012 que me decidí en definitiva a inaugurar este humilde espacio, que poco a poco y con mucho esfuerzo, ha ido creciendo.
Pese a tantos años dentro de este campo, no me considero profesional porque sigo y seguiré teniendo fallas, lo reconozco, y es que creo que ni toda una existencia basta para ser 100% bueno en algo, sin embargo trato de dar lo mejor de mí.


Con todo lo dicho previamente, esta página se orientará a compartir fanfics creados por mí acerca de L'Arc~en~Ciel y VAMPS (aunque principalmente de HYDE, quien en la gran mayoría de las historias tendrá papeles principales) con temáticas y contenidos varios, de tipo heterosexual así como yaoi. 
También fungirá como medio para que otras personas que comparten las mismas aficiones (musicalmente hablando) que yo, publiquen sus propias obras. 
Igualmente se plasmarán algunas anécdotas, aunque será en ocasiones muy contadas y a menos a que lo sucedido realmente lo exija.


En cuanto a los fics, procuraré ser constante en su actualización, aunque no prometo nada debido a circunstancias de distintas índoles que me lo impidan. Espero sean de tu agrado y que disfrutes de su lectura tanto como yo al hacerlos.
¡Ah! Con los mismos niveles de gusto y entusiasmo, recibiré sin excepción alguna tus comentarios, críticas y sugerencias, claro, siempre y cuando tengan expresado su debido respeto (Se descartarán e ignorarán inmediatamente todas las líneas que, en vez de dar una opinión reconstructiva, contengan sentimientos a lo hater en su estado más puro. Si no te gusta lo que hago o no te agrado por "x" o "y" razón, ¿qué haces perdiendo tu tiempo aquí?).


En fin, sin más que agregar o discutir, es todo por ahora de mi parte. 
Espero que la lectura de estas palabras no se quede estancada en el olvido, ojalá cuente con tu apoyo ahora y en cada nuevo proyecto. 

No te olvides de seguir las redes sociales (señaladas en la columna lateral derecha) para mantenerte al tanto de la actividad de mis fics. 

De tu servidor, Adam H. Takarai.

BE MY VALENTINE [BL] (One-shot)

Buenos días / tardes / noches, mis queridos lectores.
¡Lo prometido es deuda! En esta ocasión les traigo la primera actualización de 2020.

Esta historia originalmente planeaba subirla en 2017-2018, sin embargo, hubo distintos factores que me impidieron desarrollarla hasta recién unas semanas atrás. No tengo mucho que agregar al respecto, pues creo que el título habla por sí mismo.

Espero sea de su agrado. Nos leemos pronto con más contenido.

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14 de Febrero, mejor conocido en múltiples regiones del mundo como "Día del amor y la amistad", "Día de los enamorados", o "San Valentín".

Para algunos, es una de las fechas más valiosas y únicas del año, cuya venida llena de dicha a quienes aguardan por ella y la ven como la oportunidad perfecta para plasmar buenas memorias. En el extremo opuesto y para otros, esta ocasión no posee ningún significado en específico, e inclusive, podría tratarse de un acontecimiento indeseado.

Sin importar el lado de la moneda en que nos encontremos actualmente, no está de más admitir que quizás hubo una etapa de nuestras vidas en el cuál tuvimos a alguien especial, amigo o pareja, por quien cobraba sentido entregarse a la festividad en cuestión...


El profesor concluyó con la lección de Historia, representando un gran alivio para mí pues marcaba el final de la jornada y de un periodo de proyectos por montón. 
Tras un breve respiro y descanso, recogí mis pertenencias, me colgué la mochila en el hombro derecho y abandoné el aula, yendo rumbo a la salida del edificio para dirigirme a mi hogar.

A- ¡Hey, [nombre]! ¡Espérame!

Al oír mi nombre siendo pronunciado, di media vuelta y enfoqué mi vista hacia el interior de las instalaciones, avistando a cierta persona esquivando a los alumnos a su paso y alcanzándome en unos segundos.

A- ¿Acaso pensabas irte sin mí? - dio un ligero golpe en mi espalda.

Ese chico un tanto escandaloso es Aiden, mi mejor amigo (y en realidad, el único amigo contabilizado) desde que éramos niños. 
Siempre me he caracterizado por mi timidez y dificultad para relacionarme con los demás, razón por la que me aislaba del resto durante las horas de estudio y recesos. Eso cambió cuando, en cuarto año de primaria, Aiden se acercó y entabló conversación, aspecto que fue dándose de forma natural hasta entrar en confianza. Pronto nos convertimos en camaradas y desde entonces hemos sido prácticamente inseparables; aplicamos para las mismas escuelas y tuvimos la fortuna de compartir grupos, secuencia que se interrumpió para el ciclo escolar en desarrollo puesto que por primera vez nos asignaron en listas diferentes. 
También contábamos con el privilegio de vivir a unas calles el uno del otro, así que nos habituamos a tomar el camino a casa mientras charlábamos sobre las novedades más frescas.

A- ¿Me ayudarías a repasar Matemáticas? No entiendo nada y no quiero reprobar el examen que viene porque... ¿Qué sucede? - preguntó al percatarse de que me detuve a mitad de la banqueta.

- ¿Ya es esa época? - mencioné al observar algunos puestos ambulantes al lado contrario de la calle exhibiendo peluches, flores, caramelos, y artículos románticos.

A- Oh, sí. Mañana es San Valentín

Mi rostro se coronó con una mueca y reanudamos nuestro avance.

- ¿Y bien? ¿Cuáles son los planes para la "noche de solteros" de este año?

A- Creo que no va a ser posible. No te lo había dicho antes pero... Ya tengo novia

- ¿Y eso cuándo pasó? - lo miré con sorpresa.

A- Hace unas semanas. ¿Recuerdas a la chica de la que te hablé, amiga de mi primo?

- ¿Jazmine? - Aiden asintió.

A- Resulta que la atracción fue mutua y nos convencimos de intentarlo, y aprovechando la celebración, optamos por ir a cenar. Lamento no haberte avisado con anticipación

- No pasa nada. En todo caso, me alegro por ti

A- Gracias. ¿Y tú qué harás?

- No lo sé, es muy probable que me quede en casa a...

A- No, no hablo de eso, más bien... ¿Qué le darás a "el elegido"?

Por "el elegido" se refería a Hyde, uno de los chicos con quien compartía curso y que, de buena o mala suerte, Cupido seleccionó para flecharme. Él y yo nos conocimos desde que éramos un par de infantes porque, al contrario de Aiden, la casualidad nos colocó en los mismos grupos hasta el presente.
Destacaba por ser sociable y un imán de atención sin que lo solicitara, además de inteligente, amable y humilde. Lo admiraba por sus virtudes y lo bien que se desenvolvía ante otros, y cuando menos me di cuenta, experimenté eso que llaman amor.
Nunca me atreví a hablarle más allá de cuando trabajábamos en equipo, mucho menos a expresarle mi sentir. Tampoco pretendía quedarme de brazos cruzados, por eso adopté la tradición de dejarle regalos anónimos en su pupitre cada San Valentín y cumpleaños, y si bien él desconocía su origen, me conformaba al saber que los recibía con mínimo interés.

- Honestamente, es mejor olvidarme del asunto del admirador secreto

A- ¿Ya superaste el enamoramiento?

- No y no prometo que ocurra pronto, es sólo que no hay sentido en continuar. Si durante todos estos años le he sido indiferente, dudo que me note por ser el autor de los detalles misteriosos

A- No confirmarás o descartarás tu teoría a menos a que le reveles tu identidad

- Sí, claro...

A- Vamos, no seas pesimista. Mírame a mí, yo estaba seguro de que era indiferente para Jazmine, y ahora vamos muy bien

- No hay comparación, mi caso es muy distinto al tuyo

A- No le encuentro diferencia alguna. Mis consejos y complicidad no han sido en vano, y si te rindes sin siquiera haberte esforzado, lo vas a lamentar, créeme

Cada que tocábamos ese tema en particular terminábamos elevando la tensión a niveles innecesarios, así que pusimos punto final previo a establecernos en esas instancias. 
Varias cuadras más adelante, nos despedimos con un choque de puños y tomamos rutas separadas hacia nuestro destino.

Unos cuantos metros adicionales recorridos y arribé a casa, misma que se hallaba solitaria como diariamente por la ausencia de mamá, quien entraba a trabajar temprano y retornaba con la caída del crepúsculo. 
Siguiendo mi rutina al pie de la letra, me di unos minutos para relajarme en compensación a una mañana con gran cantidad de información por procesar, posteriormente, preparé una comida ligera para apagar mi naciente hambre. Ya con la energía recargada, me enfoqué en la realización de las tareas de cada materia, actividad en la que demoré un aproximado de 3 horas.
Cuando los lápices y plumas dejaron de escribir, y los libros y cuadernos se cerraron, se inauguró mi tiempo libre, el cuál fue invertido en pensar de forma involuntaria en la festividad vecina.

La negatividad susurraba a mis oídos una carta de resignación, mientras una parte de mí proseguía su lucha para que no desertara, haciendo eco con las palabras emitidas por el que consideraba como mi hermano.

- Odio aceptar que Aiden tiene la boca llena de razón - suspiré - Si voy a concretar esto, lo haré de buen modo

Guiado por la motivación que resplandecía débilmente, cogí una fracción de mis ahorros y me encaminé al supermercado, intencionado a surtirme de los materiales que requeriría para mi misión de desenlace.

En los paquetes otorgados anteriormente, destacaba un elemento con mi marca personal: galletas caseras. Primero adquirí los ingredientes para su elaboración y el empaque que las resguardaría hasta su consumo, enseguida, escogí algunos objetos que complementarían el regalo: una tarjeta colorida y brillante, y un oso de peluche que sostenía una rosa y un corazón en sus patas delanteras. Como tercer acto, elegí los complementos para decorar y hacer más vistosa su presentación.
Asegurado de no olvidar nada y habiendo resistido una larga espera para pagar, regresé a mi hogar con prisa y puse manos a la obra.

Siendo las galletas mi prioridad y fuerte, preparé las mezclas, les di forma y ofrendé al calor en el horno; buscaba sacar a relucir mis habilidades más que nunca, circunstancia por la que me incliné a producir una porción de chocolate y otra de mantequilla, mis dos especialidades. Gracias a mi experiencia, el proceso fue sencillo y fluido. Entretanto a que los comestibles estaban listos, personalicé la caja con papel de colores, escribí un mensaje breve al interior de la tarjeta, y lavé los utensilios usados.
Minutos más tarde y cuando el temporizador bajó su conteo a cero, extraje las bandejas del horno con sumo cuidado; un dulce aroma se esparció en los alrededores e inundó mis sentidos con absoluta satisfacción. Mientras mis creaciones se enfriaban y solidificaban lo suficiente, tomé una ducha para deshacerme del cansancio acumulado en mi sistema.

Completamente refrescado luego de mi sesión en el cobijo de la ducha, retomé mi labor y sus ajustes finales. Una a una, metí las galletas en la caja, coloqué la tapa, y sellé con un listón en perpendicular. La tarjeta y el peluche los sujeté firmemente entre los cruces del listón, y, como cierre de capítulo, introduje todo en una bolsa de celofán, cuya abertura fue bloqueada con un moño para evitar que el producto se ensuciara o maltratara.

La Luna se había asentado en el cielo estrellado y cada propósito se cubrió con éxito. Mis papilas gustativas saborearon la cena, miré uno de mis programas nocturnos favoritos, y ordené el contenido en mi mochila correspondiente a los Viernes, todo para que a las 11:00 pm se autorizara mi ritual reparador del sueño.


°
Aún en medio de mi inconsciente, oí el débil sonido de la alarma y su insistencia para levantarme, acción que ejercí con extrema pesadez por la terrible noche tenida, y es que desperté incontables veces a lo largo de la madrugada gracias a mis propios nervios y un sinfín de ideas que mantuvieron activa mi mente hasta tarde.

- ¡Maldición!

Mis sentidos entraron en estado de emergencia por lo reflejado en la pantalla de mi móvil; iba tarde. 
Dentro de mi tradición de admirador secreto se encontraba la regla de llegar al colegio una hora antes de lo normal, de modo que no hubiera estudiantes al asecho y tuviera espacio para posicionar mi obsequio en su sitio. El problema era que había olvidado programar la alarma correcta, obligándome a apresurar los periodos de desayuno y arreglo, e ir en una carrera contra reloj al inmueble educativo.

No me consideraba particularmente religioso, pero en esa ocasión encomendé mis plegarias a las deidades existentes, deseando que estuvieran de mi lado y me dieran la oportunidad de llegar a tiempo, sobre todo por la congestión en la vía pública, obra de la gente que frenaba a comprar en los puestos ambulantes y obstruía el paso.

Falto de aliento y con las piernas cansadas de tanto correr, ingresé al edificio en dirección al salón donde se impartían mis clases.

- Oh no... - me asomé discretamente y susurré cantando mi derrota, no sólo porque la mayoría de mis compañeros se hallaban ya en sus asientos, si no porque Hyde era uno de ellos.

A- ¿Dónde estabas? - pronunció enérgico a centímetros de mi oreja.

- ¡Demonios, Aiden! Me asustaste - dije levemente enfadado y propinándole un golpe en el pecho con el dorso de mi mano.

A- Perdona. ¿Y bien?

- Me quedé dormido por error - en mi frase era audible la desilusión conmigo mismo.

A- Ni hablar. Supongo que definitivamente lo finalizarás...

- N-no exactamente... - abrí el cierre de mi mochila y le enseñé la sorpresa - ¿Qué hago? No se me ocurre ninguna excusa para que todos, incluido él, salgan y me escabulla

Rasqué mi nuca mientras pensaba en alternativas.

- No hay manera, no debí molestarme desde un inicio - resignado, extraje el regalo de su guarida y se lo ofrecí a mi colega - Puedes comerte las galletas, respecto al resto, dáselo a Jazmine o a quien quieras

A- ¿Cómo? Hombre... - me regresó la bolsa - No pasaste tantas malditas horas haciendo las galletas y encargándote de que todo saliera bien, para que huyas y te retractes porque fallaron tus cálculos... Principalmente porque ya tengo un plan B

- ¿Cuál? ¿Serás mi mensajero?

A- No, pero sé de algo mucho mejor - me sonrió y me rodeó por los hombros con un brazo - Tú lo entregarás personalmente

- ¡¿Qué?! No, es imposible. ¿De verdad quieres que vaya a donde él y se lo dé con total naturalidad?

A- ¿Y por qué no? Es lo que se hace en este día

- Estás demente...

Aiden liberó un quejido y frunció el ceño.

A- Empiezo a cansarme de tu indecisión. Escucha atentamente porque no lo repetiré - se aclaró la garganta - Es nuestro último año en esta escuela, y en unos cuantos meses le daremos la bienvenida a la "maravillosa" Universidad, lo que dictamina una presunta separación de caminos y que nunca más vuelvas a verlo. ¿Qué prefieres? ¿Una nueva vida sabiendo que te confesaste y soltaste ese peso, o quedarte con la frustración de que te tragaste tus palabras y tal vez renunciaste a tu única oportunidad con él?

- Bueno...

A- Te lamentas por el hecho de que nunca te correspondería, pero ¿cómo es que lo afirmas si no te das a la tarea de arriesgarte y averiguarlo? En una de esas la suerte te sonríe y se cumple tu "sueño dorado"

- Es que...

A- Además, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Que te diga que no, pero esa misma acción propicie a que sean amigos y haya mayor cercanía entre ustedes?

Mordí mi labio inferior y medité meticulosamente palabra por palabra. Aiden solía dar en el clavo cuando se trataba de mis asuntos sentimentales, y esa no fue la excepción.

- ¿Por qué me suena lógico lo que dices?

A- Porque lo es. Nuestra estadía por este mundo es muy breve como para vivir con miedos y limitaciones

Nos miramos fijamente unos instantes, a lo que bufé y puse los ojos en blanco.

- Está bien, lo haré

A- ¡Ese es mi hermano! - sin disimular su entusiasmo, despeinó mi cabello.

- ¿Pero qué debo decirle?

A- Solamente lo que sientes. Sé directo y conciso, no alargues el momento o entrarás en pánico

- Directo y conciso, lo tengo

A- En cuanto tenga la bolsa en su poder, das media vuelta y te vas. El transcurso de la mañana hará el resto, ¿has comprendido? - explicó masajeando mis hombros como si me preparase para subir al ring de boxeo.

- E-eso creo... Pero prométeme una cosa

A- ¿Qué?

- Vas responsabilizarte si es que muero de la vergüenza - Aiden soltó a reír.

A- Sí, sí, los gastos funerarios van por mi cuenta. Ahora pon tu trasero allá adentro y enorgulléceme

Un empujón bastó para localizarme en la entrada del aula y en un callejón sin retorno. Antes de que la cobardía me manipulara y sacara de mi trance medianamente optimista, inhalé profundo y conduje mis pisadas hacia él, apoyando los objetos contra mi retaguardia para esconderlos.

- *Vamos, [nombre], tú puedes*

Hyde estaba concentrado escribiendo en una de sus libretas, lo que me permitió acortar distancia cautelosamente hasta su costado.

- *Cálmate, pon la mente en blanco. Respira*

Di un ligero toque en su hombro, estímulo que lo distrajo de sus anotaciones y concentró su atención a mí.

H- Hola, [nombre]

- Hola. ¿T-tienes un segundo?

A- Claro. Soy todo oídos

Me humedecí los labios y tragué saliva previo a que mis cuerdas vocales lanzaran su discurso. Aún no tenía una remota idea de cómo abordarlo, por lo que me tomé unos segundos de entrenamiento.

- V-veo que ya has recibido un montón de regalos - y en efecto, debajo de su mesa habían bolsas y cajas proporcionadas por sus amigos y, tal vez, por algunas admiradoras.

H- Eso creo

- Grandioso... P-pero no vine por eso, más bien...

Me era difícil articular oraciones completas. Las confesiones nunca me parecieron gran ciencia, aún así, la atmósfera se tornó peor de lo que había vislumbrado.

- Y-yo...

H- ¿Sí?

- Quería decirte que... Que... Te deseo un feliz San Valentín *¡¿Qué rayos...?!* - en mis pensamientos, mi otro "yo" me apaleó y torturó por cambiar el rumbo de la conversación.

H- Oh, gracias. Feliz día para ti también

Dedicándome una sonrisa, ciñó los dedos alrededor de su pluma para reanudar su labor.

- ¡A-aguarda! Hay algo más...

Ese tropiezo agudizó mi nerviosismo, provocando que mis manos comenzaron a temblar, el sudor cubrió ciertos sectores de mi anatomía, y el calor se acumuló en mis mejillas, muy posiblemente coloreándolas de un rojo intenso.

H- ¿Estás bien? Luces enfermo. Te acompaño a la enfermería si es que...

- ¡No! No es nada. L-lo que pasa es q-que...

Más alumnos se incorporaron al aula y adoptaron sus lugares, lo que significaba una cosa: la clase iba a empezar en cualquier momento.
El flujo de gente incrementó mis síntomas, induciendo a que la presión se aferrara a mis células en cuanto la profesora cruzó la puerta.

H- Lo siento, creo que habremos de dejarlo para después

- No, es que...

Era plenamente consciente de que no existiría una chance adicional, sin embargo, el estrés me dominó y quebró mi voz, reduciéndola a un hilo a penas audible.

- *¡Maldita sea, no actúes como un perdedor y hazlo!* ¡ME GUSTAS! ¡POR FAVOR, SAL CONMIGO!

Incentivado por el coraje del que carecía y simultáneo a mi declaración, extendí los brazos ofreciéndole mi más sincero afecto en forma de dulces, letras y un animal de felpa, a la par que agachaba la cabeza y apretaba los párpados tan fuerte como podía.

- *¡Genial, lo hiciste! No era tan difícil después de todo... Espera, ¿lo dije o lo pensé?*

No estaba seguro de lo acontecido con exactitud, cosa que reavivó mi pánico. Lentamente abrí los ojos y recuperé la postura, permaneciendo congelado ante las miradas de los demás; no solamente lo había dicho, si no que grité a los cuatro vientos el cariño que reprimía desde hace casi una década atrás.
Los murmullos, juicios y burlas de terceros me abrumaron, en conjunto a un Hyde que lucía atónito y enmudeció, motivos por los cuáles deposité el regalo en su mesa y eché a correr a mi banca al fondo de esas cuatro paredes. Tapé mi rostro y apreté el cuello de mi camisa entre mi puño, en un intento por disminuir mi ritmo cardíaco.

O- ¡Silencio, jóvenes! Siéntense y abran sus libros en la página 96

El bullicio se apagó a la orden de nuestra profesora en turno, aunque los susurros se prolomgaron por un rato más. Por mi parte, me era imposible concentrarme en la resolución de los ejercicios asignados pues, además de que mi subconsciente todavía vagaba en los hechos, me entretuve en responder mensajes de texto de Aiden.


'Aiden. 07:33 am.
Lo siento, tuve que irme. ¿Cómo te fue?'

'[nombre]. 07:33 am.
Lo hice'

'Aiden. 07:34 am.
¡Ese es mi hermano! Sabía que lo lograrías. ¿Qué te dijo?'


O- [nombre], ¿sería tan amable de compartir su resultado del ejercicio número 3?

Me enfoqué tanto en atender a mi mejor amigo, que me aislé por completo de la realidad. Habría continuado en ese estado de no ser porque la profesora golpeó sobre su escritorio con un libro, sacándome del trance con semejante estruendo.

O- Señor [nombre], no conforme con la conmovedora escena que nos interpretó, también se distrae de mi clase

- D-disculpe, no era mi intención

O- Guarde su teléfono inmediatamente o, como asumo que sus mensajes son más importantes, tendrá que leerlos frente a sus compañeros

- Perdone, no se repetirá

Antes de poner el celular de vuelta en mi bolsillo, envié a Aiden un "Te cuento después".
La atmósfera se normalizó con el paso de las horas, hasta se podría decir que todos olvidaron el incidente y se preocuparon de sus propios asuntos. Aún cuando pintaba para ser un día pésimo, éste recuperó su patrón ordinario y me devolvió la tranquilidad.

La última clase acabó y me cercioré de no dejar ninguna de mis pertenencias, no sin que revisara el mensaje más reciente.


'Aiden. 01:32 pm.
No me esperes, no quiero llegar tarde con Jazmine así que ya voy de salida.
El Lunes no te libras de contarme los detalles'


Guardé el móvil sin enviar una respuesta y emprendí mi viaje a casa. Caminé a penas unos metros fuera del salón cuando...

H- ¡[nombre]!

Paré en seco con la llamada de voz tan familiar. Di media vuelta y hallé al responsable de tal sonido, lo que avivó los temores que había dado por superados.

H- ¿Te vas?

- S-sí

H- Ya veo... - metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón - Amm, lo de esta mañana...

- Por favor, espero que puedas borrarlo de tu mente. Yo sólo...

H- ¿Te parece si nos reunimos en dos horas en la parada del supermercado? Sobre tu petición... Lo haré, saldré contigo

¿Había escuchado con claridad? Quedé petrificado al tratar de asimilar sus enunciados.

H- ¿Qué opinas?

- S-seguro, ahí estaré

H- ¡Perfecto! En ese caso, te veo pronto - se despidió sonriente y regresó al interior del aula.

Todavía aturdido e incrédulo, retomé mi traslado, uno que sentí eterno pese a haberme tomado poco menos de 5 minutos.
Una vez en mi morada, me ubiqué en mi habitación y me lancé sobre la cama. ¿Realmente iba a pasar uno de mis más grandes anhelos? ¿Y si se trataba de una broma? Mis inseguridades empezaron a sabotearme, no obstante, me mantuve con actitud positiva.

Luego de ese corto receso donde ordené mis emociones, me dispuse a alistarme para la ocasión. 
Cambié mis ropas por unas más adecuadas, mismas que constaban de una playera verde con diseño de camuflaje, pantalón de mezclilla deslavado y botas color café. También reacomodé mi cabello para que no lucieran tan alborotado, inclusive usé un poco de aquella colonia que mamá me regaló hace 2 cumpleaños y seguía sin estrenarse, todo con tal de dar una buena impresión.

En medio de gran impaciencia y un lapso temporal que parecía avanzar más lento de lo común, llegó el momento de asistir a la reunión. 
Con celular, cartera y llaves bien guardados, me adentré en los largos y altos pasillos de la jungla de concreto, una que destacó por estar más concurrida de lo habitual debido a los grupos de amigos y parejas en plena celebración, y en la que casi se podía olfatear el empalagoso olor del amor.
Sin que el ambiente "dulce y rosa" disminuyera su intensidad, recorrí las calles a una velocidad promedio, siendo bateado por un repentino hueco estomacal y una oleada de escalofríos, y es que ¿quién no estaría alterado en su primera cita con la persona de sus ideales?

Poco a poco, el supermercado fue adueñándose de mi campo de visión, orillándome a suspender mi andar al reconocer una silueta reposando en la parada de autobuses frente al edificio comercial.

- *Tranquilízate, todo saldrá bien*

Expulsé aire ruidosamente, palmeé mis mejillas, y crucé hacia la única acera que nos separaba. Nada más romper la distancia y situarme a centímetros de su posición, fui capturado por su cautivadora mirada.

H- ¡Hey! - mostró una sonrisa de blancas perlas mientras se ponía de pie. Con dicha acción, pude observar que sustituyó su atuendo matutino por uno completamente negro conformado por una playera sin mangas, pantalón de mezclilla desgastado, y tenis casuales, complementado con una chamarra bomber de mangas rojas y torso blanco.

- Lamento la demora

H- Descuida, recién llego también. Entonces, ¿cuál es el plan?

- ¿El plan? - dije serio y con voz apagada - Para serte sincero... No hay uno

Nunca creí gozar de éxito ni llegar tan lejos en todos esos años, por ello no me tomé la molestia de planificar el itinerario de un posible encuentro.

- L-lo siento...

H- No te preocupes. ¿Por qué no vamos por algo de comer y dejamos que la tarde haga lo suyo?

- Está bien

Abandonamos la parada y emprendimos una caminata hacia el sector de restaurantes más cercano.

- A propósito... Gracias - confesé tímido.

H- ¿Por qué?

- Por venir. N-no me malinterpretes, pero dudaba que aparecieras

H- Habría sido muy descortés si te fallaba luego de haberlo acordado. En serio quería que sucediera, además de que esta sería la ocasión idónea para conocernos mejor; es increíble que tras tanto convivir por cuestiones escolares, no se nos haya ocurrido hacer esto

- Tienes razón

El resto del recorrido se desenvolvió sin que nuestras voces emitieran sonido alguno.
La primera escala iba a realizarse en uno de los restaurantes del sector, no obstante, éste se hallaba a su máxima capacidad y limitado a reservaciones anticipadas. Situaciones similares se suscitaron en cada uno de los grandes negocios, por lo que recurrimos a la alternativa de visitar el establecimiento de una famosa cadena de comida rápida.

H- Mientras voy a ordenar, ¿por qué no buscas una mesa?

- Claro. Espera... - extraje algunos billetes de mi cartera.

H- No te molestes, va por mi cuenta

- Pero...

H- Considéralo como una compensación por los regalos que me has dado con esmero durante tantos años

Mi sangre se heló y sentí ahogarme con mi propia saliva, ¿es que siempre supo de mis intenciones y, por ende, de lo mucho que me gustaba? 
Boquiabierto, reclamé lugares casi al fondo del local, al mismo tiempo, recapitulé todas esas veces en las que pude haber cometido un descuido como para ser descubierto.

Al cabo de un aproximado de 10 minutos, Hyde llegó con una bandeja y tomó asiento en el extremo contrario de la mesa, dejó el pedido encima de la misma e hizo repartición de las órdenes, las cuáles consistían en una hamburguesa de doble carne, papas a la francesa, y una bebida gasificada de manzana. 
Concentrados en ingerir grasosas delicias, pronto la incertidumbre se apoderó por completo de mi sistema. No aguantaría lidiar con el misterio que eso conllevaba, por lo que me animé a interrogarlo luego de dar unos mordiscos a mis alimentos.

- Así que ya sabías que era yo el dueño de los regalos anónimos...

H- No exactamente - limpió los residuos de salsa catsup en sus comisuras con una servilleta - Al comienzo no tenía ni idea, sin embargo, surgieron sospechas al percatarme que los mensajes en las tarjetas provenían de un tipo de letra que conocía bastante bien... Y bueno, hoy quedó más que confirmado

- Comprendo... Apuesto a que pensaste se trataba de un psicópata o un acosador. De antemano me disculpo - él rió.

H- Descuida. Acepto que me provocó confusión, pero conforme recibía el resto, empecé a considerarlo como un gesto adorable, además de que encendió mi curiosidad por conocer al responsable

- Y seguramente representó una decepción en cuanto me presenté como su autor...

H- ¿Por qué?

- Pues... No sé. Quizás esperabas que fuese alguien más, como una chica por ejemplo

H- Nunca lo idealicé; sin importar el rostro detrás de la máscara, iba a mostrarle mi gratitud cuando llegase la hora indicada, y ya que estamos aquí, quiero hacerlo ahora. Muchas gracias, aprecio cada uno de los detalles, sobre todo aquellas deliciosas galletas. ¿Dónde las compraste?

Ya que mi boca estaba llena por la reciente mordida a la hamburguesa, negué con un ademán y proseguí a responder en cuanto tragué el bocado.

- Yo las hice

H- ¿De verdad? - asentí.

- En mi infancia solía ayudar a mamá cuando las preparaba. Fue tal la frecuencia, que aprendí sus recetas y fui capaz de replicarlas conforme crecía

H- Eso es grandioso, principalmente porque son mejores que las de las tiendas

- Gracias. Ya que te gustaron, podría enseñarte a hacerlas

H- Sería estupendo, definitivamente acepto la invitación 

De manera accidental, mi curiosidad fungió como parte aguas para que se abriera el cascarón y gobernara una comodidad absoluta.
Seguido del asunto por el cuál nos citamos, trajimos al presente algunas memorias que nos tocó compartir a partir de perspectivas muy diferentes; entre risas y el libre fluir de los vocablos intercambiados, era como si fuéramos amigos cercanos desde hace mucho.

Media hora se consumió al acabar con cada partícula comestible y pausar la amena conversación tenida. Satisfechos, desalojamos el local e inmediatamente nos transportamos al punto que protagonizaría la segunda etapa del encuentro: el cine.
Según lo discutimos momentos atrás, ambos concordamos en no ser fanáticos de aquellos filmes de época donde se muestra un romance exagerado, dramático y por demás cursi, por lo que preferimos romper las reglas de la festividad e inclinarnos a seleccionar un largometraje cargado de terror y misterio.
La función conservó sus tintes entretenidos de principio a fin, esto gracias a los constantes gritos y sobresaltos, propios y de extraños, en la venida inesperada de los famosos "jumpscares", así como las múltiples risas emitidas por las reacciones ya indicadas.

Para cuando los créditos rodaron en pantalla y nos reubicamos al exterior del recinto, el astro rey interpretó su canto de despedida diaria y cedió el trono a su opuesta, dando la bienvenida a la vida nocturna y a la última fase del día. 

- ¿Tienes tiempo para una escala adicional? La feria anual de la ciudad termina este fin de semana. Originalmente pensaba ir con Aiden pero nunca nos pusimos de acuerdo, y ya que estamos cerca...

H- La noche es joven, así que ¿por qué no?

Con la energía que todavía nos sobraba, pusimos marcha hacia el parque central a unas pocas cuadras de nuestra sede actual. 
Desde varios metros de distancia, se divisaban cientos de luces alumbrando y se oía música a volumen elevado, transformándose en una verdadera fiesta repleta de algarabía en cuanto pisamos el perímetro.

La feria se dividía en secciones, cada una orientada a distintos ámbitos. Al entrar, se observaban varias hileras de juegos de puntería, destreza y fuerza, mismos en los que participamos tanto individualmente como en pareja, y si bien éramos un desastre en ellos, cuanto menos funcionaron para sacarnos más de una carcajada y aumentar nuestra comunicación.
Tantos fracasos en racha reavivaron el apetito de ambos, lo que nos condujo a la zona orientada a la venta de alimentos. De entre tantas deliciosas opciones que se nos ofrecían, nos inclinamos por adquirir brochetas de carne, crepas de chocolate, un gigantesco algodón de azúcar que compartimos, y una bolsa pequeña de palomitas de maíz caramelizadas.
Vagar por los estrechos pasillos con las compras en mano no era lo más viable, razón por la que nos detuvimos en el área más apartada, tranquila y espaciosa del festival, reservada para el descanso del público. Ahí se montó un escenario improvisado, permitiéndonos gozar de nuestras golosinas en sincronía a los espectáculos de tipo circense que prepararon; malabaristas, magos e ilusionistas, traga fuegos, contorsionistas... Brevemente nos olvidamos de toda obligación y presión por defecto de ser estudiantes, y nos transformamos en los infantes que fuimos en el ayer.
No recordaba la última vez que me asaltó una dicha tan pura, y lo mejor fue que lo experimenté en compañía de esa persona tan especial para mí y con la que comenzaba a formar una conexión más estrecha.

Los actos presenciados nos hicieron perder la noción del tiempo, y al aterrizar de nuevo en la Tierra caímos en cuenta de que el reloj marcaba casi las 11:00 pm, hora que anunciaba la clausura de la velada.
Con pesadumbre percibida, dejamos el parque y cerramos la ruta en la parada de autobuses en la que se hizo realidad lo inalcanzable.

- Me divertí mucho

H- Yo también. Deberíamos repetirlo

- Por supuesto, sin contar que sigue en pie la clase de cocina

H- Sobre eso, ¿qué te parece si la agendamos para el próximo Viernes? Si ya tienes planes para entonces, no hay inconveniente en aplazarla

- No, está bien, el Viernes será. Mantengámonos en contacto para afinar detalles

H- Ok - sonrió - Bueno, [nombre], fue un placer pasarla contigo

- Igualmente - simples palabras que no iban entonadas hacia donde me hubiese gustado, bastaron para que el hechizo se rompiera y reinara la timidez que detestaba.

H- Te veo el Lunes en clase

- Sí... ¡Aguarda! - suspiré - Esto significó mucho y... En serio te lo agradezco

Dominado por los sentimientos que yacían reprimidos y lograron exponerse hacia su causante, quise demostrarle mi gratitud y cariño de manera poco convencional en mí. Lento y cauteloso, anulé la separación entre nosotros y planté un beso en sus labios, mismo que habría prolongado de no ser porque la consciencia volvió a mi ser y musitó a mi oído el error que estaba cometiendo. 
¿A quién le gustaría que invadieran su espacio personal sin previo aviso? Dicho cuestionamiento me hizo retroceder, notando en Hyde un desconcierto que desencadenó una sensación de culpabilidad.

- Yo... - el sonido se atoró en mi garganta rehusándose a salir por lo embarazoso y tenso de las circunstancias.

Sin disculpas, explicaciones o protestas, lo reverencié y adopté el rol de velocista profesional, consumando mi escapada a faldas de mi edificio de residencia. Habiendo calmado mi respiración y posterior a cerciorarme de no ser seguido, entré a casa con suma calma y seriedad.

- Ya llegué - dije a mamá, quien miraba televisión en la sala.

M- Me sorprendió no encontrarte hace un rato. ¿Saliste con Aiden?

- Sí - me fue más fácil recurrir a la mentira con tal de no desgastarme narrando los detalles de mi reciente tropiezo - Con tu permiso me voy a dormir, estoy agotado

M- De acuerdo, que descanses

- Tú también

Di un beso en su mejilla y enfrasqué mis emociones en los muros que demarcaban mi recámara. Me saqué la ropa e introduje a mi lecho, perdiendo la vista en el techo mientras asimilaba mi osadía y sus posibles consecuencias.
Quizás estaba haciendo una tormenta dentro de un vaso de agua por algo sin gran importancia, sin embargo y por mucha satisfacción que me trajera, era imposible no dejarme atacar por el arrepentimiento y, sobre todo, por el miedo al rechazo y a firmar mi propia sentencia.

Tarde o temprano tendría que afrontarlo, entretanto, únicamente deseaba despedirme de catastrófica culminación, una que, para bien o para mal, secundó a maravilloso día.


°
El fin de semana caminó entre mortales a la velocidad de la luz, tanto, que Cronos nos envío al Lunes en a penas un pestañear.
Más por obligación que por voluntad, me movilicé al centro educativo a mi horario habitual; nada más reposar en mi silla, Aiden se asomó al salón y se sentó a mi lado.

A- ¿Qué hay, hermano? - nos saludamos con el acostumbrado choque de puños.

- Hola. ¿Cómo te fue con Jazmine?

A- Increíblemente bien... Pero lo mío puede esperar, sabes que si vine fue para oír de tu experiencia con "el elegido" - su boca dibujó una curva perversa.

- No hay nada que contar - agregué desanimado.

A- ¿Sucedió algo malo?

- No, todo lo contrario. Es... No sé si sea adecuado llamarlo así, pero tuvimos una cita

Sus ojos se iluminaron igual que los de un depredador vigilando a su presa y alistándose para cazarla.

- Paseamos por la ciudad hasta caída la noche, nada fuera de lo ordinario...

A- ¿Y qué más?

- Eso es todo

A- Patrañas. Soy tu mejor amigo y te conozco, escúpelo o lo averiguaré por terceros

Como amante de las historias ajenas, sus amenazas nunca iban en vano. Dicho antecedente marcó la pauta para confesarlo por las buenas.

- Pues... Creo... Creo que lo besé

A- ¿Crees, o lo besaste?

- Bueno... Lo hice

La mandíbula de Aiden casi desencaja de su sitio ante tal incredulidad. Simultáneamente, rió ruidoso y me empujó por el hombro.

A- ¿Quién diría que detrás de esa fachada, existe un hombre atrevido?

- No es gracioso...

A- Sí que lo es. ¿Y qué tal estuvo? ¿Valió la pena el riesgo?

- Esos segundos fueron como viajar al paraíso - sonreí al recordar el contacto con sus labios y la cadena de cosquilleos que estalló en mi estómago. Sucesivamente, sacudí la cabeza para desvanecer mi trance - ¿Es que no lo entiendes? Mandé al desagüe mi progreso de años por una estupidez

A- Relájate, don dramas, tampoco es el apocalipsis. No eres la primera persona que le roba un beso, otras chicas lo han hecho y siempre se lo toma de buena manera

- ¡Bingo! "Otras chicas", en cambio yo soy el primero del sexo que no le atrae y a quien seguramente odia por la misma naturaleza de la situación

A- Si pides mi opinión, dudo que se haya enfadado contigo... Y no es por nada, pero me parece que se te concederá una chance de descubrirlo

- ¿Qué? - volteé frente nuestro y distinguí a Hyde instalándose en su mesa. En predicción a lo intuido por Aiden, pronto se aproximó a mi posición.

A- Suerte - palmeó mi hombro izquierdo y se retiró del aula. 

H- ¿Tienes un momento?

- C-claro

Por el exceso de ruido, buscamos un lugar silencioso en otro sector del inmueble, no sin que previamente...

O- ¿Y tu cita con Hyde, [nombre]? - interrogó una de las chicas del grupo, claramente con malas intenciones.

H- Excelente, incluso lo repetiremos el próximo mes - contestó por mí. La chica y sus amigas rieron, aunque callaron y borraron sus gestos de burla al saber que no era un juego.

Frustrados sus intentos de humillación, nos dirigimos a un aula desocupada en la segunda planta. Ahí, nos acomodamos delante del pizarrón.

- Gracias por lo de allá, aunque no debías

H- Descuida, es lo menos que merecían. [nombre]...

- Quieres hablar de lo ocurrido, ¿cierto? - él asintió.

Me temía lo peor, aún así no iba a huir como en esa noche y asumiría lo que sea que me reprochara.

- No me justificaré ni inventaré excusas. Sé que me sobrepasé y pido perdón por eso - dije sin quitar mi vista de la suya.

H- Aprecio tus disculpas, te prometo que no estoy molesto, no hay motivos para estarlo... - desvió la mirada y, pensativo, expulsó aire violentamente - Voy a ser completamente sincero, lo que menos quiero es que seamos víctimas de un malentendido. Agradezco tus sentimientos y te doy mérito por ello; muy pocas personas tienen el valor de exponer su amor por alguien ante una multitud...

- ¿Pero?

H- ... Pero no puedo corresponderte

Pequeñas y dolorosas punzadas atravesaron el centro de mi pecho.

H- Pese a conocernos de años, yo no sé nada de ti en realidad y viceversa. Sería muy cruel consentir una relación por obligación y no porque sea mutuo

- Entiendo...

H- Aunque si lo apruebas, lo que puedo ofrecerte por ahora es mi amistad, los meses se encargarán de ordenar las piezas si es que hay algo escrito para esa historia. ¿Qué opinas? 

¿Lo había interpretado erróneamente, o es que no se cerraba a la probabilidad de que surgiera una relación a futuro?
Me extendió su mano, la cuál estreché como aceptación a su propuesta.

H- Genial. Estoy ansioso por aprender de tus habilidades y, por qué no, superarte - referente al curso que impartiría al término de la semana.

- Inténtalo si crees que posees la capacidad

Reímos en conjunto, enmascarándose el sonido de nuestras voces con el timbre de inauguración de jornada.

- Regresemos, la profesora ya debió comenzar la clase 

H- A propósito - me detuvo del brazo - Lo que comenté allá abajo... no es mentira

- ¿Qué cosa?

H- No bastó lo del Viernes para devolver tus gestos y... Me preguntaba si te agradaría venir conmigo el "Día Blanco"

Mis músculos y razonamiento repitieron el proceso de paralizarse en un déjà vu a la inversa. Aunque evidentemente lo haríamos en plan amistoso, afirmé efusivo.
Hyde me dedicó una sonrisa y salió antes que yo.

A pesar de que mis altas expectativas no se superaron, me llené de una enorme satisfacción por el avance hecho  y las conclusiones positivas. Me alegraba ya no tener que esconderme en el anonimato de las sombras, y empezar a disfrutar de aquellas cosas de las que me privé por creencias sin fundamento.

Y quién sabe. Ya que él arrojó las posibilidades al aire, continuaba con la ferviente esperanza de que el destino se proclamara aliado de un alma enamorada y atentara a mi favor para que esa ilusión de San Valentín, el de ser amado por el chico a quien amo y me dio alas, hermosamente se materialice sin miedo a las pruebas de ideología, distancia o futuro.