EIEN NO AI - CAPÍTULO 1

M- Hija, saldremos un rato. ¿Segura que no vienes? - mi madre se asomó a mi habitación.

- Aún tengo cosas por hacer del colegio, no quiero atrasarme - respondí sin despegarme de mis deberes académicos.

M- Bueno, regresamos a las 10:00

- Está bien, que se diviertan

Ese día parecía como todos los demás, tan normal y rutinario como de costumbre... Pero una serie de acontecimientos inesperados cambiaron completamente el curso natural del tiempo, afectando también mi propia existencia en todos sentidos...

Durante la ausencia de mis padres, aproveché la tranquilidad en el hogar para ordenar mi habitación y realizar mis tareas escolares pendientes; sí, aún era una estudiante con dieciocho años de edad... O tal vez eso era lo que aparentaba sin saberlo realmente.

Concluyendo con las actividades cotidianas, me asenté en la sala a mirar un poco de televisión, ingerí alimentos ligeros, tomé una refrescante ducha y me fui directo a la cama aguardando tener un sueño reparador, cosa un tanto imposible debido a una de las pesadillas que solía tener y a la que no le hallaba explicación alguna. 

Exaltada por la mala ilusión tenida, bajé a la cocina por un vaso de leche, notando a su vez que ya era más de media noche y mis padres no habían regresado todavía.

- *Seguro ya no tardan, creo que los esperaré* - me senté en uno de los sillones y me mantuve bien despierta, así, además de mi cumplir con mi objetivo, evadía por un par de horas el horrible sueño que apostaba me abordaría de nuevo. 

El reloj corrió sin parar hasta percatarme de que éste ya casi marcaba la venida del amanecer. Muy a pesar de que mis padres seguían sin dar señales de presencia, mi propio cansancio fue mayor que mi preocupación, por lo que me rendí y retomé mi siesta interrumpida.

Desperté para cuando fue más de medio día. Lo primero que hice fue dirigirme a su habitación; su lecho continuaba tal y como lo dejaron previo a irse y ninguno de los dos se encontraba en casa. Cada vez más angustiada por su aparente desaparición, tomé el teléfono con la esperanza de que me contestasen, sin embargo, sólo me atendió la contestadora. 

- *Probablemente no es nada, de tanto en tanto se merecen un momento a solas y aislados del resto del mundo* - mi faceta optimista se manifestó e intentó convencerme.

A punto de retornar a mi alcoba, el golpeteo en la puerta principal se hizo sonar; un policía se presentó al atender.

O- Buen día, señorita - hizo una reverencia.

- Buenos días. ¿Puedo ayudarle en algo?

O- Me preguntaba si usted conoce a los señores [apellido]

- Son mis padres... ¿Ocurre algo con ellos?

O- Necesito que me acompañe. Tal parece que anoche tuvieron un accidente automovilístico, de inmediato fueron hospitalizados

Me quedé congelada de saber mis presentimientos negativos cumplidos. Sin perder ni un segundo más, fui a cambiar mis ropas por unas más adecuadas y, gracias al oficial que se ofreció en escoltarme, me dirigí al hospital en el que los internaron.

Llegando al mismo y tras pedir informes, avancé hasta la zona de terapia intensiva en la que los habían instalado.

- Perdone, ¿puedo pasar?

D- ¿Eres la hija de esta pareja? - a lo que asentí - Adelante, pero será por un breve momento. De primera instancia, debe equiparse con la vestimenta adecuada

Previo a mi entrada y en una sala contigua, me proporcionaron una bata, guantes y un gorro esterilizados que tuve que colocarme. Con el protocolo en marcha y seguida por el médico, ambos ingresamos a la habitación. 

Sentía que el corazón se me paraba de ver a los seres que me dieron la vida llenos de vendajes, postrados, y con varios tubos conectados a sí.

- ¿Pero cómo ocurrió esto?

D- Acorde a testimonios del accidente, perdieron el control del vehículo probablemente por una falla en los frenos y se estrellaron

- ¿Pero van a estar bien?

D- No se lo puedo garantizar, sufrieron de muchas fracturas y heridas internas

- ¿Pueden hacer algo al respecto?

D- Su madre fue intervenida por la noche con éxito, aunque sólo el tiempo nos dirá si las operaciones resultaron exitosas. Por otro lado, su padre... Parece que el recibió el impacto más fuerte y todavía continúa en el quirófano, aunque cabe destacar que su cirugía es de alto riesgo

M- No te preocupes, ya verás que todo saldrá bien - dijo mamá con un hilo de voz y gastando todo su aliento.

No pretendía abandonar el hospital hasta que la intervención de papá concluyera, y, en general, hasta saber que ambos se encontraban fuera de peligro y en proceso de recuperación. La sala de espera se convirtió en mi morada durante las siguientes horas, mientras que lanzaba plegarias al aire para que todo saliera bien. 

Los minutos transcurrieron con tal lentitud que parecieron eterno. Pese a que ya fuese de noche y que los factores hambre-frío me asaltaran, preferí no moverme de mi sitio por si surgían noticias adelantadas.

O- Van para largo - agregó una de las enfermeras - ¿Por qué no se va a casa a descansar? Se le notificará cuando hayan terminado

No estaba segura de retirarme, sin embargo, opté por hacerlo por mi propio bien; la tristeza que emanaba el hospital no me aportaban nada bueno. Posterior a tomar el que quizás era el último camión del día, volví a nuestra morada. 

De regreso a casa y aún cuando mi cuerpo rogara por un poco de relajación, me mantuve la noche  entera en vela de saber que la vida de mis superiores pendía de un hilo muy delgado...

º 

Tras varias tazas de café y una dosis grande de incertidumbre, por eso de las 5:00 am timbró el teléfono: tal a lo prometido, el personal del hospital se encargó de avisarme sobre la finalización del procedimiento. Tal anuncio y su posible resultado ahuyentó de mi sistema todo cansancio, así que partí de inmediato al sector que abandoné horas atrás.

De vuelta al cuadrante en el que se llevó a cabo la acción, vi a los participantes reunidos fuera de la sala.

- ¿Han terminado ya?

D- Sí

- ¿Y bien?

El silencio invadió el corredor y los doctores se miraron los unos a los otros.

D- Su padre tuvo una hemorragia durante la cirugía, a pesar de los intentos no pudimos hacer nada para salvarlo

- ¿Qué? No, no, no puede ser... - las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas - ¿Qué hay de mi madre? ¿Ella ya lo sabe?

D- Sobre eso... Hace escasos minutos sufrió de un paro cardíaco. Su corazón estaba muy débil y no fue posible reanimarla por más descargas que aplicamos. En serio lamentamos sus pérdidas

Mis oídos trataron de ensordecer ante la dura y cruel realidad, ¿mis padres... muertos? Quería despertar de esa pesadilla, regresar el tiempo a la noche anterior para evitar su viaje. Me negaba a aceptarlo siendo que horas atrás aún pude escuchar la voz de mamá.

Me solté al llanto sin contenerme y me tumbé en el suelo, todas mis fuerzas se esfumaron pues no creía que en un santiamén haya perdido a los seres que más amaba y respetaba.

El deceso fue comunicado al resto de mis familiares a los escasos minutos. Todos ellos vinieron desde sus ciudades de residencia y ayudaron a planificar y realizar los funerales, los cuáles se realizaron a la mayor brevedad posible.

O- Lo sentimos tanto - una de mis tías se me acercó al término de su sepultura - ¿Porqué no consideras el venir a vivir con nosotros? Ya que tu hermano Hiroki está en otro país, no queremos que te quedes sola 

- Les agradezco la oferta, pero prefiero permanecer aquí. Estaré bien, lo prometo

O- De acuerdo, ya sabes que si necesitas algo o a alguien, ahí nos tendrás con los brazos abiertos

Le sonreí con amargura y la abracé. Después de una ronda charlas y recibir condolencias de los asistentes, uno a uno se marchó dando por concluido el homenaje y el evento fúnebre.

º 

Los días pasaron sin ninguna mejoría en mis ánimos. No tenía ganas de absolutamente nada y lo único en lo que pensaba era en esa trágica noche.

Recostada en la alfombra de la sala, luchaba internamente para superarlo y consolarme a mí misma, algo que definitivamente no funcionó por más que tratase. Sumida en mi tormentos mentales, mi móvil vibró en señal de una llamada entrante, la cuál respondí con cierta pesadumbre.

- Hola 

K.- Hola [nombre], me enteré de lo de tus padres. Como lo siento, lamento no haber estado ahí para apoyarte 

- No te preocupes 

K.- ¿Tú estás bien? 

- Es la pregunta más estúpida que me han hecho en los últimos días... - suspiré - No, Kaori, perdona por ser grosera

K.- Descuida, creo que quien debe disculparse soy yo. No me gusta saberte deprimida, amiga. ¿Por qué no vamos a dar una vuelta? Para que te despejes un rato y te desahogues si así lo quieres 

- No lo sé, mi humor no es el mejor como para salir... 

K.- Te hará bien, no es bueno para tí estar encerrada y oprimida por los recuerdos 

- Está bien, ¿en dónde nos vemos? 

K.-En la plaza cerca de aquel hermoso jardín de rosas, a las 8:00 

- Ok, ahí estaré 

K.- Perfecto. Hasta entonces 

- Sí, chau

Para matar el tiempo mientras se aproximaba mi encuentro con Kaori, mi mejor amiga, me puse a hacer un montón de cosas relacionadas al aseo del hogar y el propio, suficientes como para cubrir las siete horas que faltaban.

Finalmente dieron las ocho. Previo a salir, me abrigué bien pues el clima no era el más óptimo para ir al descubierto. El sitio mencionado no quedaba muy lejos de mi ubicación, por lo que me trasladé a pie hasta posicionarme en una de las bancas de la plaza. 

No era demasiado tarde, aún así el lugar ya se pintaba bastante solitario y, por si fuera poco, oscuro por los faros fundidos gracias a una falla eléctrica.

- ¿Dónde estás Kaori? - pasaron 30 minutos y no había rastro alguno de la chica que me solicitó. Ligeramente harta, me levanté y recorrí la plaza por si ella se situaba en un punto distinto al mío.

Al llegar al famoso jardín de rosas que mencionó, fui alertada por un ruido proveniente de los arbustos que en un principio ignoré, pero que consiguió exaltarme cuando se repitió acompañado de un movimiento violento de la maleza - Kaori, ¿eres tú?

Inevitablemente me tallé los ojos al ver cómo emergía una silueta de entre los arbustos, misma que echó a correr hacia los interiores de un laberinto que conformaba dicho jardín.

- Espérame, no vayas tan a prisa 

A unos metros de distancia la perdí de vista. Me detuve para recobrar el aliento, entretanto, sentí una especie de brisa a mis espaldas, y al girarme, la misma silueta se manifestó a metros de mí.

- ¿Qué rayos pretendes con esto? No es gracioso

Aquella figura no emitió voz, pero en compensación, hizo brillar dos destellos rojos donde sus ojos. Igualmente y con el diminuto hilo de luz que se reflejaba en ella, pude distinguir cómo ensanchaba una sonrisa.

?- Ahora eres una de los nuestros - dijo fríamente y extendió uno de sus brazos, ademán con el que de la nada apareció una segunda sombra. 

En un movimiento hábil y expres me capturó; entrando en pánico, forcejee para liberarme, pero como recompensa a mis intentos, mi cazador clavó una especie de daga en mi abdomen, induciéndome en un parpadear a que cayera inconsciente...