4 de febrero de 2015

THE GHOST IN MY ROOM- CAPÍTULO 2

Luego de aquella noche mi mente no podía estar tranquila, constantemente sentía que en las madrugadas alguien desde lejos me observaba sin haber nadie, era muy inquietante y a consecuencia de lo mismo ya llevaba varios días sin dormir correctamente. Ocasionalmente mi falta de descanso era evidente ante la vista de mi madre pero siempre que me cuestionaba sobre la causa, le respondía que era por insomnio o por que aún no me acostumbraba al cien por ciento a dormir en una nueva casa luego de pasar mis noches en un hospital durante varios meses, si le confesaba la verdad no me iba a creer e inclusive pensaría que eran tonterías mías... Y es que, aunque fuera más o menos unida a ella, siempre que tenía problemas o situaciones que me inquietaban prefería arreglármelas sola, por alguna razón ella poseía la capacidad de ignorarme o considerarlo mentira aunque no me lo dijera.

Respecto a la fotografía y aunque mamá me obligó a deshacerme de ella, a la mañana siguiente del suceso y antes de que despertara para vaciar toda la basura en el contenedor de afuera, la sustraje para quedármela y guardarla en un buen lugar para que no fuera encontrada más que por mí; un instinto en mis adentros me dictaba inexplicablemente que debía mantenerla conmigo.


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Transcurrieron ya un par de semanas hasta que se cumplió el primer mes de que abandoné mi estancia de recuperación del accidente, desafortunadamente mi ritual continuaba sin ser estable y mis miedos nocturnos crecían cada vez más, lo que significaba que mi cansancio también iba en aumento.
Como ya era costumbre desde hace un par de años, tuve que aguardar sola en casa y encargarme del aseo de la misma en lo que mi madre se iba a trabajar para ganar unos cuantos billetes para mantenernos.

Durante mi ocupación de limpieza general y en lo que me daba un respiro luego de que las heridas del accidente comenzaran a doler, le volví a dar otro vistazo rápido a aquella misteriosa fotografía que me propuse conservar; por motivos que continuaba sin comprender, su mirada, aunque fuese a través de un pedazo de papel, transmitía gran fuerza y pese a que así fuera mi voluntad no podía despegarle los ojos de encima, era como si tratase de decirme algo y tuviera que descifrar el mensaje que ocultaba, pero ¿Por qué? Hundida en mis pensamientos de reflexión sobre lo mismo se manifestó una intensa ventizca que hizo hondear las cortinas de la sala, yendo a atender tal asunto y cerrando las ventanas para evitar otra corriente de esas, mi cuerpo y mente se paralizaron al divisar debajo y fuera del edificio a cierta persona apuntando con la vista hacia donde yo y con la peculiaridad de que permanecía inmóvil, recorriéndome un escalofrío y volviéndo dentro de mí atiné a alejarme recargándome en la pared. Recobrando un poco la calma y tras razonarlo su rostro vino a mi mente ¿Por qué se me hacía tan familiar? Desconcertada y por instinto tomé de vuelta la foto percatándome de que ambos chicos, tanto el de la imagen como el que se ubicaba a escasos metros de mí, eran exactamente el mismo. Para confirmar mis sospechas y sacando valor me asomé de nueva cuenta cuidadosamente por el cristal; seguía de pie y sin moverse ni un centímetro, haciendo una comparación me di cuenta de que efectivamente se trataba de él.

- *¿Será que nos conocemos del pasado? Pero ¿Cuándo y dónde nos encontramos? No lo recuerdo, aunque de ser así ¿Por qué esa manera tan misteriosa y un tanto criminal de darse por mi atención?*

¿Qué quería y por qué justamente me esperaba a mí? Por un breve momento me decidí a enfrentarlo, exhalando pesadamente y apretando los puños fui hacia la entrada principal del edificio, algo temblorosa abrí la puerta de acceso y... Nada, esa persona desapareció

- *Así son todos, primero juegan sucio y ya que los confrontas salen corriendo... Aunque me alegro*- pensé, con esa presión menos suspiré en alivio y ya conseguida mi relajación total proseguí con mi deber.
Pese a que dicho sujeto se marchó, aún podía sentir su presencia y su penetrante mirar encima bastante inquietante, lo que ocasionaba que asiduamente echara un vistazo a la vía pública y, por prevención, a cada una de las habitaciones sin uso.

Por más descabellado que sonase pasaba por mi retorcida mente el hecho de que cabría una ligera posibilidad de que el apartamento o la estructura en general estuviera... ¿Embrujado? Lo sé, era demasiado tonta la idea pero sí la única que más o menos explicaba los sucesos pasados en las últimas semanas, pues no era normal que de la nada iniciara lo que aconteció y a cuesta de que salí del hospital... Pero ¿Y si sólo se trataba de una secuela, algo así como tener visiones? No descartaba esa opción... Y es que por primera vez me ponía de acuerdo con las palabras de mamá, quizá se transformó en una obsesión fabricada inevitablemente y por ello mi imaginación creaba imágenes vívidas.

- *Será mejor que me deshaga de ella de una vez por todas y antes de que mi locura empeore*- con decisión firme rompí en pequeños pedazos la foto y enseguida, cogiendo un encendedor, prendí fuego a los trozos tirando las cenizas por el desagüe del lavadero, acción que me devolvió la paz extraviada desde que se dieron los hechos...

°M- ¿Qué tal va todo por allá?

- Bien, con excepción de que el dolor regresa al mínimo esfuerzo

M- No te exijas demasiado, no querrás que tu condición decaiga luego de tantos meses de recuperación

- Lo sé... Cambiando de tema, lo que has estado aquí ¿No has captado algo extraño?

M- ¿Extraño en qué sentido

- Pues... Por parte de las personas del edificio o cercanos en cuanto a actitud y comportamiento...

M- Sinceramente no, incluso todos son muy amables ¿Ocurrió algo durante mi ausencia? ¿Te han hecho una mala broma?

- No sé si se podría llamar de esa forma, la cuestión es que... *No, si le digo creerá que le estoy tomando el pelo* No, nada... Olvídalo

M- ¿Segura?

- Sí

M- De acuerdo...- distinguí cierto sarcasmo en su voz- A propósito, ésta será otra noche en que tengas que pasarla sin compañía

- Descuida, ya me no es la gran novedad

M- En serio siento no poder invertir el tiempo necesario luego de tanto debido a...

- No te preocupes, ya habrá un espacio adecuado para ello, no nos precipitemos (bostezo)

M- Eso es señal de la vigilia sigue dominándote, o me equivoco...

- ¿Tanto se nota?

M- Un poco, no sólo por el bostezo, suenas agotada

- Quizá si me acuesto más temprano pueda tener una buena siesta, también ha de atribuírsele a los hábitos que obtuve luego de mi alta médica

M- Intenta cambiar tu rutina, a ver si trae resultados, de lo contrario aprovecharemos uno de mis días de descanso para acudir con un especialista

- Lo haré

M- Bueno, te dejo, hay papeleo que no va a organizarse por sí solo. Hasta mañana, y no te duermas tan tarde

- Sí, nos vemos

La noche había caído y junto consigo una de las primeras tormentas del año, tal era su potencia con la que emergía del cielo que por esa razón se provocó un apagón en buena parte de la cuadra y posteriormente a que colgué el teléfono, en esos instantes andar por las calles o en la casa propia era como estar en lo más profundo de una cueva por tan oscuro del ambiente, guiada por la débil luz de una linterna busqué un par de velas para encenderlas y distribuir su leve destello en áreas clave del departamento.

Dado que mamá no iba a regresar por día consecutivo, cerré con seguro la puerta y me fui a la cama con la intención de dar inicio a ese ritual del que se me privó involuntariamente.
Tras ese mes sin un descanso digno por fin podía cantar victoria pues presentía que mi racha de no dormir había sido rota de una vez por todas, era reconfortante sentir que luego de incontables horas en vela tendría la oportunidad de recargar energía en su totalidad... Una idea completamente alejada de lo real, a sólo minutos de haber adoptado una pose cómoda me despertó el ruido de la puerta de acceso abriéndose para que acto seguido crujiera al ser encajada en su marco, después de todo mamá había podido terminar su trabajo a tiempo para regresar antes de lo previsto, aunque a los pocos segundos el ruido se repitió de manera constante y estrepitosa descartando toda teoría previa, exaltada en mi límite al hacer eco el golpeteo de pasos en el suelo del pasillo que conducía a las habitaciones.

- M-mamá... ¿Eres t-tú?- pronuncié con voz alta y transformándome en presa del miedo, sin tener respuesta me paré y decidida fui a averiguar al causante de mi nerviosismo, no sin antes coger uno de los bates de baseball con los que solía jugar con papá cuando más niña y claro, antes de que muriera, ésto por si requería de defensa de lo que fuese que me estuviese haciendo acompañamiento indeseado. Teniéndolo firmemente entre mis manos, con pasos lentos y alumbrada por la diminuta llama emitida por esos cilindros de cera arribé los cuartos en solitario sin hallar nada ni a nadie, la entrada se encontraba cerrada con seguro tal y como la dejé al igual que el resto de las ventanas, nadie podría haber ingresado y en realidad tampoco se trataba de mi madre puesto que su alcoba estaba nula de su presencia.- Reito, seguramente son alucines míos- sacudiendo la cabeza y desechando cualquier pensamiento erróneo retorné a mi fortaleza privada, puse el bate en donde originalmente y me recosté... Aunque mi concentración se desvió de su objetivo más importante al captar entre las sombras un cuadrado de papel brilloso a lado de la base de mi cama.
¡¿Otra vez tú?! Me alarmé al recogerlo y notar que era ni más ni menos que ese retrato, sí, el que antes de que se ocultase el sol destruí y ahora, inexplicablemente, se veía entero, intacto, como si nunca se hubiera mutilado.

¿Qué demonios ocurría ahí? Ciertamente las cosas no cuadraban en absoluto, menos cuando al mirar hacia uno de los rincones descubrí una silueta de pie y con el rostro agachado, quedándome en frío y sin que mis músculos obedecieran mis órdenes para huir lentamente fue levantando el rostro, incorporándolo al mío y empezando a dirigir sus pasos a mi sitio, sentía que el corazón se saldría por mi boca de tan veloz que latía y en acto reflejo, abandonando mi trance, salté del colchón para retroceder, aunque en mi intento tropecé cayendo de sentón, moviéndome únicamente por la fuerza de mis brazos en un santiamén una presión se posó sobre mí. Tragando saliva y con un escalofrío devolví la vista hacia mi delantera... El sujeto se situaba a una distancia en que casi rozaba mis pies, aturdida y abriendo los ojos lo más que me era posible solté un ensordecedor grito para  que después... Despertara de golpe, mi respiración se tornó irregular y por mi frente corrían algunas gotas de sudor

- ¿Un... Sueño?

Recobrando el aliento me giré sobre mi propio sitio... Examinando entre la oscuridad que uno de los bates estaba mal colocado junto con los otros... Entonces ¿No fue una ilusión? Con el pulso acelerándoseme por tercera vez en menos de veinticuatro horas permanecí contemplando el techo y apretando las cobijas entre mis puños, me negaba a cerrar los párpados para que extraña y desagradable escena empezara otra vez su ciclo.
Las suposiciones y posibles explicaciones quedaban de sobra, en definitiva algo no andaba bien con ese apartamento... No, más bien con el hecho de que cosas tan inusuales y raras se presentaran... Y todo a cuesta de esa estúpida fotografía...

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