24 de septiembre de 2015

THE GHOST IN MY ROOM- CAPÍTULO 10

- ¡Sí, lo hice!- exclamé satisfecha y orgullosa al tener de vuelta en mis manos la prueba realizada esa misma mañana ya revisada; con un porcentaje del ochenta y siete por ciento correcto me di un respiro de alivio, después de todo los esfuerzos, la paciencia, los dolores de cabeza y las tutorías impartidas dieron sus frutos de manera apresurada y efectiva- Debo darle su crédito a Adam cuando lo vea

Con los ánimos por los cielos y un optimismo que no sentía desde hacía mucho, guardé el examen dentro de la mochila sin importar que se arrugase y ya que mis clases concluyeron partí a casa...

Arrojando mis pertenencias al sitio de mi habitación donde usualmente correspondían, tomé de mis ahorros unas cuantas monedas que sostuve en uno de mis puños y me dirigí a la parada de autobús; ahora que sabía el paradero de mi padre no quería perder ni un segundo más para visitarlo como se merecía, no sin que antes parara en el puesto de flores más cercano a comprar un pequeño ramo que ofrecería a mi difunto.

Luego de abordar el transporte igual de vacío y exclusivo como el de la ocasión previa y de un trayecto ya reconocible que se recorrió con suma facilidad y velocidad por la vía despejada, me adentré a lo que yo catalogaba como a un portal de lo muerto en vida y avancé por sus pasillos que eran custodiados a lo largo y ancho por cientos de altares fúnebres hasta mi primer destino: el aposento de Adam. Dividiendo el ramo comprado en dos, dejé algunas flores junto a las que su madre había llevado como un adelanto de agradecimiento y me persiné en señal de respeto para fijar rumbo a mi segundo y primordial objetivo.
Frente a la lápida hice una reverencia para a continuación sentarme sobre mis pies

- Hola papá, disculpa si hasta la fecha no había venido, hubieron complicaciones que me lo impidieron pero ya estoy aquí. Te traje un regalo, puede que no sea la gran cosa pero la intención es lo que cuenta.
¿Sabes? Todo ha cambiado a raíz de tu partida, los días sin tu compañía no son lo mismo, nada es lo mismo y eso aplica muy bien en mamá; aquella mujer con la que te casaste y decidiste formar una familia, muy entregada, sonriente y trabajadora se esfumó, quedando únicamente una persona que se martiriza en sus recuerdos y se ahoga en su oficio olvidándose por completo de que en el accidente no lo perdió todo; siento como si ambos se hubieran ido por tan distante que se volvió y parcialmente me enfrento a mi rutina por mi cuenta. Para serte sincera hay momentos en los que la tristeza por los hechos pasados y presentes me vence hasta debilitarme al grado en que pienso que voy a decaer... Pero aprendí a ser fuerte y a tragarme ese dolor para seguir adelante, por tí, para que donde quiera que te encuentres veas que no me he rendido por más destruida que esté por dentro y para que te enorgullezcas de mi...

Pasaron varios minutos de esa conversación a una sola voz, realmente no deseaba irme todavía pero hube de terminar por el cielo que se tiñó de gris anunciando la proximidad de una tormenta, comenzando a manifestarse con un par de perlas líquidas que ya reventaban al choque de la superficie a su paso

- Vendré más seguido, lo prometo. Sé que donde vaya, vas a estar a mi lado aunque no sea físicamente, por eso continuaré superándome para no decepcionarte. Te quiero

Cerrando con una oración rápida, me levanté agarrando carrera a la salida cubriendo mi cabeza con el plástico en el que se envolvieron las flores mientras me refugiaba en el camión que me llevaría de regreso.
Apretando mis pisadas y cuidándome de los charcos y el lodo, arribé casi ilesa de la batalla al departamento. Protegiéndome en mi recámara cogí una toalla para secarme y también ropa libre de humedad puesto que al soltar el diluvio su furia consiguió mojarme

A- Los días así son algo deprimentes ¿No te parece?- oí de repente, con un grito por la sorpresa me viré reconociéndolo muy plácidamente en mi cama

- ¡Adam, me asustaste!- lo golpee con la toalla- Definitivamente tienes que aprender a avisar con más cautela

A- Lo siento (sonríe), es sólo que no lo considero necesario

- Pero lo es, más porque estaba por cambiarme- con un dedo le hice un ademán para que se girara, comprendiéndolo se dio media vuelta hacia el muro opuesto para poder mudar de prendas- Al contrario tuyo, a mi me encanta este clima, es relajante

A- Tal vez, pero la intensidad de la lluvia estropeará las flores

- ¿Cómo?- habiendo intercambiado mi pantalón por el de la pijama y el suéter portado por uno diferente, di una palmada en su espalda para que retomara su posición inicial

A- Te vi cuando las pusiste junto a las de mi señora. Gracias, no soy de recibir presentes pero acepto que son lindas

- No agradezcas, al contrario, quien está agradecida contigo soy yo por haberme asesorado, sin tí no hubiese podido aprobar mi examen de hoy... Y también por lo de anoche, no es tu deber pero me escuchaste hasta el fin, seguramente te di pena y me consideraste ridícula por mi deplorable estado

A- Oh, para nada, fue un gesto honrado y honesto que demostraras tu verdadero sentir frente a mi sin importar que, poca gente como tú en el presente- le sonreí de lado- ¿Y cómo va la situación con tu madre?

- ¿Cómo crees tú? Justo como lo esperaba, al final y como últimamente le dio mayor prioridad a su trabajo o lo que sea que haga en vez de solucionar y estar en paz con su hija ¿Tanto le cuesta enfrentarme que prefiere huir cobardemente en vez de cumplir su palabra?

A- Ya lo reflexionará y tendrán esa plática con la que harán las paces

- Lo dudo, ya perdí la esperanza con ella- dije con una pizca de desencanto y moviéndome frente a la ventana para admirar el caer de las gotas

A- Es como si ya no estuvieras a gusto...

- De hecho no, se supone que el ambiente familiar ha de sentirse cálido, pero solamente es incómodo, asfixiante, como si nos estorbásemos la una a la otra

A- Bueno, si no te sientes confortable ¿Por qué no te mudas?

- ¿Dices irme de casa?

A- ¿Por qué no?

- Probablemente ya tenga edad para forjar mi propio camino pero no, no puedo, nuestra relación se habrá roto pero no sería muy ético abandonarla

A- ¿Que no puedes? Más bien no quieres... Aunque tampoco es como si ahorita mismo lo fueras a realizar, piénsalo pues envolverte por estos aires "dañinos" no te sentará bien a la larga

- Pero es poco factible ya que no cuento con los suficientes recursos para independizarme, no aún

A- Eso déjamelo a mi, no te preocupes por nada salvo por elegir

- Pero...

A- Sé lo que te digo y porqué lo hago, quiero verte bien- por el débil reflejo del cristal lo identifiqué aproximándose a donde yo- Así como en tu momento me procuraste y no te detuviste hasta aliviar mi pesadumbre, es mi turno de devolvértelo de buena fe- apoyó su mano en mi hombro y sonrió- Para eso estamos los amigos ¿No?

- (bufo) De acuerdo, lo consideraré

A- Y cuando hayas escogido no dudes en hacérmelo saber, ya sea para ayudarte en tu fuga o para buscar otra solución. Ya hallaremos la luz al final del túnel

Asentí y dejé escapar una risa

A- ¿Qué? ¿Dije algo indebido?

- No, no es por tí... Bueno sí... La cuestión es que no imaginé que tú, esa persona con la que me junté por algo absurdo y a la que llevo conociendo unos meses se convertiría en mi confidente, mi trapo de lágrimas... Aunque fuese una sola vez... Y más que nada en mi mejor amigo

A- Vaya... Eso sí que es novedad, me halagas- desvió la mirada no tan convencido

- Pero créelo, te ganaste el puesto. De verdad hubiera deseado conocerte en vida para que se ampliara ese periodo y las cosas fueran más sencillas como el no escondernos para reunirnos o fingir ante los demás... Aunque peor es nada así que...- mi voz se apagó al envolverme él sin aviso en sus brazos- A-Adam... O-Oye...

A- ... Gracias...

Consternda simplemente permití que el curso del tiempo hiciera lo suyo y le correspondí

- D-De nada... *Esto va más allá de la petición que me encomendó la señora Lang, realmente estos lazos se están forjando por decisión propia*

Deshaciendo el abrazo me miró fijamente y esbozó la más grande de las sonrisas transmitiendo un tipo de sensación en ella; usualmente su gesto se describía sutil y modesto, pero al hacerlo sin restricciones era de aquellos que inducían a salir al sol en días de oscuridad e irradiaban calidez

A- *No cabe duda* Eres la indicada- pronunció para sí en un susurro que difícilmente recepté

- ¿Qué?

A- No, ignórame...- se aclaró la garganta- Supongo que tienes cúmulo de actividades entre colegio y hogar, mejor no te interrumpo más. Mañana como siempre y sin falta vendré por si hay buenas nuevas- decretó inmediatamente con semblante de ¿Cómo explicarlo?... Vergüenza y retracto mezclados

- De hecho tengo la tarde...

A- Insisto, yo... Hasta después...

Apresurado se dirigió al corredor que conectaba las alcobas con el resto

- Aguarda...- pero muy pronto se había marchado.
Esa evasión espontánea, aparte de ser un arma infalible para destruir el amigable ambiente, me fue familiar... La había experimentado con anterioridad cuando descubrí y profundicé en su secreto de oro, entonces...- No, deben ser ideas erradas mías. Juré ya no ser tan entrometida y no gano siendo desconfiada así que, en caso de pasar algo, Adam me lo contará abiertamente y sin temores... Sí, estoy segura de que lo hará...

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